MATERIALISMO

MATERIALISMO

Para el materialismo no sólo lo real es material, sino que la causa de
todas las cosas de la naturaleza y del "alma" humana se explican
exclusivamente a partir de la materia y los movimiento de esa
materia en el espacio.
El término materialismo designa a toda aquella doctrina que trata de explicar
el mundo y la totalidad de lo real fundamentándose en la idea de materia. El
primero que utilizó este concepto por primera vez fue Robert Boyle, en un
escrito de 1674 titulado "La superioridad y los fundamentos de la filosofía
mecánica" y también fue mencionada por Leibniz, que la opuso al idealismo
de Platón, para el cual la realidad que fundamenta y es origen causal de
todo lo real es la Idea.
El materialismo, sin embargo, no agrupa todas aquellas tesis que, como
afirmó Wolff, admiten únicamente la existencia de los entes materiales o de
los cuerpos. La insuficiencia de esta definición estriba en que debería
llamarse materialistas también a aquellos que admiten la existencia de
causas finales (Aristóteles, por ejemplo) o principios racionales de origen
divino (los estoicos).
Por lo tanto, para precisar aún más el término materialismo, y siguiendo la
definición dada por Nicola Abbagnano en su Diccionario de filosofía, diremos
que materialista es toda aquella doctrina que afirma que toda causalidad ha
de ser remitida exclusivamente a un principio o entidad material, es decir,
que la única causa de las cosas es la materia.
No obstante, pueden diferenciarse distintos tipos de materialismo que
agruparemos en las siguientes categorías: materialismo metafísico u
atomismo filosófico; materialismo metodológico; materialismo práctico o ético
y materialismo psicofísico. Además de esta diferenciación habrá que destacar
dos tipos de materialismo muy relevantes por su gran influencia: el
materialismo dialéctico y el materialismo histórico de Engels y Marx.
Las cuatro formas elementales de materialismo
El materialismo metafísico
Es aquella teoría que afirma que no existe más substancia que la materia.
Sus primeros defensores fueron Demócrito y Leucipo, para los cuales el
universo deriva causalmente y está compuesto de infinitos átomos regidos
por leyes necesarias producto de los choques de esos átomos entre sí en el
espacio vacío. Todos los seres de la naturaleza se explican por combinación
de átomos y vacío y su heterogeneidad depende de la diversidad atómica en
cuanto al número, la forma, la magnitud y la posición.
Demócrito dotó a los átomos de un principio de automovilidad que los
convertía en el origen de todas las cosas, excluyendo así toda causa que no
fuera material (finalismo y teologismo), presupuesto que se ha mantenido en
todas las formas posteriores de materialismo. Por ejemplo, el atomismo de
Demócrito está presente en la filosofía de Epicuro y Lucrecio, así como en las
teorías del sensismo o en las del biólogo alemán Ernst Haeckel, que dotó al
átomo de un principio de autodesarrollo (vida).
El materialismo metódico
Hobbes utilizó el materialismo como método genético para explicar la
realidad, es decir, para analizar cómo se genera algo a partir de sus
componentes materiales (corpóreos). En su tratado De corpore, que era una
parte de una trilogía filosófica, Hobbes afirma que el único objeto de
conocimiento es lo corporal, pues sólo lo que actúa (movimiento) o sufre la
acción de otro puede denominarse real. Ni siquiera el alma o el espíritu se
sustrae a esta concepción materialista y mecanicista del universo: todo se
reduce a cuerpos en movimiento y el conocimiento deriva de la sensación:
encuentro de dos cuerpos (el percipiente y lo percibido) que se hallan en
movimiento.
El materialismo práctico o moral
Es toda aquella doctrina según la cual los fines últimos a los que se dirige el
hombre, aquello que le traerá la felicidad o el bienestar se basa u obtiene a
través de bienes materiales (corpóreos). Así, pueden denominarse como tales
las prácticas que tienen como guías de la conducta el placer, la salud e
incluso la riqueza.
El hedonismo ético de Epicuro se incluye dentro de esta corriente y se halla
íntimamente unido a su teoría materialista del universo, aunque, por otra
parte, proponía como compensación un sabio cálculo entre los placeres, así
como un prudente autodominio como condición indispensable para alcanzar el
goce, el placer.
El utilitarismo moral de J. Bentham sigue los principios básicos de la
búsqueda de placer, pero entendiendo éste como aquello que conduce a la
felicidad al mayor número posible de personas dentro de una comunidad.
Dentro de esta corriente encontramos también a J.S. Mill.
El materialismo psicofísico
Es aquella doctrina que afirma que cualquier actividad espiritual humana
depende de una causa material, que puede ser entendida en términos de
actividad nerviosa o cerebral (fisiología).
Desde la concepción del Hombre máquina de La Mettrie, hasta la obra de
David Hartley, Joseph Priestley o Holbach, este tipo de materialismo
hace derivar toda función humana de la actividad orgánica, eliminando, por lo
tanto, cualquier tipo de dualismo que le otorgue al alma o al espíritu una
existencia separada, real, e independiente del cuerpo. Con Huxley y
Cllifford, la conciencia y sus estados se convierten en epifenómenos de los
procesos orgánicos (nervisosos), que sin embargo, no pueden operar sobre
aquello que los ha generado, de la misma manera que la sombre de un
objeto nada puede sobre el objeto que la produce.
El materialismo dialéctico y el materialismo histórico
Por materialismo dialéctico (cuya abreviación es: Diamat) se entiende la
concepción del mundo mantenida por Engels y seguida por numerosos
filósofos comunistas, según la cual sólo existe una realidad material que
posee un carácter dialéctico, esto es: la causa de sus cambios y movimientos
tiene lugar por la lucha de contrarios inherente a la propia materia y su
continua contradicción.
Ahora bien, los cambios que se producen en ese universo material, del cual la
conciencia es un epifenómeno, obedecen a tres leyes universales: 1) la ley de
la unidad y lucha de contrarios, a partir de la cual se produce todo
movimiento y cambio (evolución) en la naturaleza así como su diversificación
en multiplicidad de seres; 2) la ley de transición de la cantidad y la calidad y
viceversa y 3) la ley de la negación de la negación, que es una síntesis en la
que se selecciona lo mejor y más útil a la par que se produce un desarrollo
hacia una nueva manera de ser.
El materialismo de Engels es una teoría evolucionista que, tomando
elementos de la dialéctica hegeliana, deduce resultados orientados hacia lo
mejor: un verdadero progreso, cuyo motor es la contradicción y cuyos
cambios cuantitativos surgen de cambios cualitativos.
El materialismo histórico, término elaborado por Engels para denominar el
pensamiento de Karl Marx, es una ciencia social de carácter científico que
afirma que la causa determinante de toda realidad histórica y social se
fundamenta en su estructura económica.
En palabras de Engels, Marx ha probado que " hasta el presente toda la
historia ha sido la historia de la lucha de clases; que estas clases sociales en
lucha las unas con las otras son siempre el producto de las relaciones de
producción y de cambio, en una palabra, de las relaciones económicas de su
época, y que así, en cada momento, la estructura económica de la sociedad
constituye el fundamento real por el cual deben explicarse en última instancia
toda la superestructura de las instituciones jurídicas y políticas, así como de
las concepciones religiosas, filosóficas y de otra naturaleza de todo período
histórico. Con ello el idealismo ha sido expulsado de su último refugio, la
concepción de la historia, y se ha dado una concepción materialista de la
historia"
El materialismo dialéctico y el histórico de Marx y Engels fue desarrollado por
Vladímir Ilich Lenin en su obra Materialismo y empiriocriticismo, en la que
despliega una dura crítica a las filosofías idealistas de Mach, Avenarius,
Pearson y otros.
El materialismo se opone a la mayoría de los dogmas cristianos, así como a
toda creencia religiosa o metafísica que afirme la existencia del alma y su
inmortalidad, favoreciendo el progresivo proceso de secularización que se
produjo en Europa a partir del Renacimiento. Como contrapartida, fue el
punto de apoyo durante el siglo XIX y principios del XX, de una concepción
exagerada y absolutamente optimista acerca de las posibilidades de la
Ciencia, optimismo que ha ido adelgazándose en las últimas décadas debido
a los nuevos descubrimientos y teorías: la relatividad, la física cuántica o la
nueva matemática del caos, por ejemplo

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